Hay algo que muchas veces se da por hecho y, sin embargo, marca la diferencia entre un entrenamiento que te impulsa y uno que te deja tirado: la hidratación.
Sí, suena básico. Pero no lo es tanto cuando hablamos de hacerlo de verdad, pensando en tu cuerpo, en tus necesidades, y en el momento exacto en el que estás.
Porque no es lo mismo moverse con 20 grados que con 35.
Ni con 30 años que en plena menopausia.
Ni salir a correr estando sano que al mes de pasar una gripe.
Oye, el agua es importante, claro. Pero si solo bebes agua, te estás quedando a medias.

¿por qué la hidratación importa tanto?
Cuando haces ejercicio, tu cuerpo suda para regular la temperatura. Pero no solo pierdes agua. También pierdes electrolitos: sodio, potasio, magnesio… minerales que son clave para que tus músculos funcionen, para que tus nervios hagan su trabajo y para que no termines con fatiga, calambres o dolor de cabeza.
¿Y sabes qué?
Con solo un 2% de pérdida de agua corporal, tu rendimiento puede caer hasta un 20%.
Entrenar sin una hidratación adecuada es como querer correr con una mochila llena de piedras. Vas, sí, pero todo cuesta más… y puedes acabar lesionado.

HAY MOMENTOS DONDE BEBER AGUA NO ES SUFICIENTE
En ciertas etapas, el cuerpo necesita aún más atención. Y aquí van algunos ejemplos reales:
- Menopausia
Durante la menopausia, tu cuerpo regula peor la temperatura. Te deshidratas más fácilmente, incluso sin darte cuenta.
Recomendación real:
- Beber con frecuencia, aunque no tengas sed.
- Añadir electrolitos, sobre todo en días calurosos o de entrenamiento.
- Evitar alcohol y cafeína, que empeoran la deshidratación.
- Embarazo
El volumen de sangre aumenta y el cuerpo necesita más líquido para mantener en marcha dos sistemas a la vez.
Recomendación real:
- Entre 2,5 y 3 litros de líquido al día.
- Añadir sopas, infusiones y bebidas con minerales.
- Hidratarse antes, durante y después de entrenar.
- Diabetes
La glucosa alta hace que el cuerpo pierda líquidos más rápido. El riesgo de deshidratación es alto.
Recomendación real:
- Beber a sorbos durante el día.
- Evitar bebidas con azúcar.
- Usar bebidas con electrolitos sin añadidos.
- Recuperación de lesiones
El cuerpo necesita más agua para reparar, limpiar y regenerar tejidos dañados.
Recomendación real:
- Beber más de lo habitual (hasta 3 litros).
- Comer alimentos con alto contenido de agua (sandía, pepino, caldos).
- Añadir magnesio para ayudar a la relajación muscular.
- Post-virus o gripe
Aunque ya no tengas fiebre, tu cuerpo sigue drenado y necesitando reconstrucción.
Recomendación real:
- Caldos, infusiones, agua con limón y sal.
- Evitar bebidas frías o azucaradas.
- Mantener una hidratación constante durante todo el día.

ENTRENAR DE VERDAD ES ENTRENAR INFORMADO
No se trata de beber a lo loco. Se trata de escuchar a tu cuerpo y darle lo que necesita, cuando lo necesita.
De la misma forma que el entrenamiento debe adaptarse a las necesidades y características de cada persona, la hidratación también debe ajustarse a la carga, el tiempo y el tipo de ejercicio.
Porque una cosa es hacer ejercicio.
Y otra muy distinta, es hacerlo bien. Con cabeza. Con método. Con atención.
¿Te suena esto? ¿Te gustaría saber si tu forma de entrenar se está adaptando a ti o si estás forzando al cuerpo más de la cuenta?
Este es tu momento. Escríbenos. Pregunta. O mejor aún, ven a conocernos.
Entrenamiento real para personas reales.

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